Después de los riesgosos
métodos que implicaba el querer “ser bella” en la década anterior, los riesgos
comienzan a disminuir y la mujer tiene la oportunidad de verse más bella de
forma más natural y cómoda, pero las nuevas formas comienzan a darle la oportunidad a la mujer de mostrarse más llamativa, no solo por las formas de uso del maquillaje sino por como las prendas les dan la posibilidad de mostrar partes de su cuerpo que siempre fueron vistas como "íntimas"
El maquillaje se vuelve de
uso habitual pero ya no se busca tener la piel pálida. Grandes empresas como
Elizabeth Arden proponen maquillaje y tratamientos para la piel que la hacen
verse y lucir más bella pero sin dejar de mostrar su naturalidad.
El cabello se utilizaba
ondulado y con raya al medio (ideal de las mujeres).
Estos ideales no duraron
mucho. Llegada la guerra el estereotipo de mujer las hace ver más “peligrosas”
con maquillaje muy pronunciado y cortes casi masculinos.
Por la influencia del
Ballet, las mujeres comienzan a utilizar prendas que les permiten mostrar más
su cuerpo (especialmente las piernas) cosa que antes no estaba bien vista. Se
acortan las faldas y se aplica el Escote en "V", haciéndolas verse más “atrevidas”.
A partir de 1918 vuelven a
cambiar los cánones de belleza. Hablamos de faldas campanas, nuevamente de
corsés pero con una nueva estrategia: Parecerse a los hombres. Esto incluía
cortes masculinos y tratado de cejas.
En esta época de posguerra es cuando aparece Coco Chanel con dos objetivos: Ropa cómoda y
económica, imponiendo la moda para la mujer en ropa más cómoda y con telas
menos costosas, lo cual provoco un cambio en la mujer, la cual pasó de ser una
utilidad, a hacer cosas útiles.



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